Capítulo III

Capítulo III


Vuelvo a elegir una gasolinera para pasar la noche. Caliento una sopa de sobre y enciendo unas velas. Había comprado uno de esos paquetes de velas que venden en Ikea, todo un acierto, las usaría mucho durante el viaje. Gracias al calorcito que desprende el fogón, la cálida luz de las velas y el saco de dormir de plumas, el interior del coche se vuelve realmente confortable. Ego se acorruca tras el asiento del acompañante, había decidido que ese sería su sitio. Me pongo los auriculares para escuchar música y leo. Llevaba unos cuantos libros de esos que siempre rondan por casa que nunca aciertas a leer, ahora tendría tiempo. Despegan mis sueños a la misma velocidad que mi conciencia aterriza. Buenas noches.

Llaman a oración desde la mezquita. El reloj marca las siete cuando me desperezo dentro del saco, abro los ojos. El cielo está gris pero no llueve. Como siempre despierto con el morro de Ego frente a mis ojos, a la espera que el más mínimo movimiento que indique que empieza el día para mi.

Pregunto al chico de la gasolinera dónde está el lavabo. Me dice que es compartido con el de la mezquita. Era un lugar humilde, empecé lavándome con agua fría pero un hombre viéndome perdido me indica donde está la fuente, los cubos y el agua caliente, me doy un buen aseo mientras de fondo suenan los rezos.

Me dirijo al centro de Tetuan. Antes vuelvo a llenar el deposito. Sería una constante...aunque no llegase a la reserva, siempre que pudiera pensaría en llenarlo, serian unos kilómetros de más en caso de emergencia.. Aparco en el centro, en un parquing de pago, junto a la medina. La ciudad está sorprendentemente vacía, desierta, sólo de vez en cuando me cruzo con alguien. Recorro las calles de la medina una y varias veces, no por que quisiera si no por que mi orientación todavía no esta curtida en estas lides, Visito el cementerio, la tenería, que es donde preparan las pieles para mas tarde trabajar con ellas. Me encanta perderme entre estas empinadas y angostas callejuelas. Contento dejo la medina y busco un sitio donde conectarme a internet para dar señales de vida y para mirar la previsión del tiempo. Que ganas tengo de ver el sol. Encuentro el cyber en la segunda planta de un edifico en estado precario. Hay una chica limpiando , esta cerrado, me dice que habren a las diez. ¿ Y que hora es ?,le pregunto. Me contesta que las nueve, ! Mi reloj marcaba las 11¡ ...¿Entonces a que hora me he levantado?, habían dos horas de diferencia horaria. Bien Óscar bien ,¡En la linea!.

Hago tiempo desayunando por segunda vez en la terraza de un bar que me pareció acogedora. Pronto se sienta un chico en una mesa enfrente, me mira, me incomoda. Al poco se levanta y me pregunta si quiero "follar" en su casa, dice que tiene sitio! Creo que la cara y el ¡No!, fueron lo suficientemente convincentes para que se fuera a paso ligero. Su lugar lo ocupa un señor vestido impecablemente con traje y bañado en colonia. Limpia la silla antes de sentarse y la cubre con una hoja de diario. Se mete la mano en el bolsillo y saca un gran puñado de monedas de dirham. Y como si de caracoles se tratara tras un día de lluvia empezaron a salir señoras y ancianos en busca de su limosna. Parecía formar parte de un ritual diario. También se acercaban jóvenes , aunque a estos últimos no les daría nada.

Vuelvo al cyber-antro. Las previsiones en el norte pintan mal. En Chefchaouen parece que el tiempo está un poco más tranquilo, esto me ayuda a decidir para donde voy. Pensaba quedarme más tiempo en Tetuan, quería sacar a pasear la cámara y tomar algunas fotos en la medina, pero no tenia ganas de mojarme más. Necesito que no llueva! Me voy rumbo a “Chaouen”.

Sólo separan unos setenta kilómetros las dos ciudades, pero distancia suficiente para que un poli, el primero, de no se si cientos, pero si decenas, me parara para pedirme la documentación.

-Bon jour, les papiers de la voiture vous plaît. Le entrego la documentación del coche, los mira y los remira, me pregunta que de donde soy y a donde voy que, que hago allí , que si voy sólo y un sin fin de preguntas a las que respondo entre acojonado y espectante. De pronto, cambia el gesto y me pregunta:¿No has visto que el semáforo esta en rojo?. Pues no , le digo! El me dice que si , que lo estaba y que le tendría que dar doscientos dirhams, unos veinte euros, o que de lo contrario me pondría una multa. Que debería ir a comisaria a acompañarle.

Saqué la mejor de mis sonrisas, que si no tenia dinero, que si haba visto el coche que tenia , que no era un Land Cruiser precisamente, que era estudiante y que sólo quería conocer su fantástico país , vamos que le vendí la moto a base de bien y me dejó marchar y pude continuar camino hacía la ciudad azul.


Hoy apoyé el hombro contra la pared
en el umbral de una puerta,
en una ciudad desconocida,
vi pasar la gente,
vi pasar la vida y no tuve prisa


Chefchaouen, Xauen para los amigos, no hace mucho era sinónimo de mochilero fumao. No en vano está en el corazón del Rif. Y como quién tuvo retuvo y hay que dar de comer al necesitado, no esperó, el primer vendedor de hachís, a que pusiera un píe en el suelo , para ofrecerme su deliciosa mercancía. Aparqué, buff, me estoy cansando de usar, siempre esta misma palabra...a ver, diccionario de sinónimos, a ver, a ver... me sale esto: ubicar, colocar, estacionar, disponer, situar … bueno , en fin que APARQUÉ el coche a las puertas de la medina y me fui dar una vuelta. Mucho me habían hablado de ella. Hay veces que tras crearte unas expectativas demasiado altas al encontrarte con la realidad quedas decepcionado, pero no fue el caso, aunque debo añadir que no llovía, y quizás cualquier barrio de la periferia de Barcelona me habría parecido igual de hermoso en ese atardecer. Me limito a pasear a Ego lo justo para que se vacíe y lo subo al coche. -Lo siento Ego pero estoy ansioso por sacar fotos! Y con el dedo en el gatillo de la cámara vuelo a salir con toda la intención del mundo de disfrutar. ¡Feliz!



Y sí, disfruto. Callejeo esquivando vendedores, los esquivo a todos menos a uno, al implacable vendedor de chubasqueros de plástico. A pesar de su cojera, por que era cojo y lo era un rato, me lo encontré en incontables ocasiones, en todos los vértices del pueblo, en cada una de las terrazas donde me tomaría un té ,en las plazas, en cada rincón...¡Dios mio que pesadilla! Nos reímos de la situación, acabé dándole diez dirhams a cambio de que desapareciera y ¡No, no me quedé con el chubasquero! ¡Ostia,que no lo quería! .Deambulo por las calles si rumbo, siempre buscando la calle más estrecha y más retorcida. Me empapo de todo lo que me parece curioso y lo fotografío, imagino que a ojos de los rifeños debo tener la misma pinta guiri que tienen los turistas en mi pueblo cuando capturan con su cámara lo que es para mi la cosa mas cotidiana y aburrida.


Hay una obra, están construyendo un edificio nuevo. Usan la pendiente de la montaña para transportar el cemento y lo distribuyen mediante unas chapas en forma de canal. Los andamios están hechos con troncos, tablas y cuerda.
Todo se hace a mano, el conjunto es curioso...si antes parecía un guiri ahora parezco un jubilado supervisando la obra.

..

Cuando regreso al coche, un gorila sale a mi caza, y me pide que le pague su cuota de vigilante. Mientras , abro el coche y bajo a Ego a la vez que le digo que yo, ya tengo guardián. Discutimos. El dice que lo normal es que yo le pague, que no podía irme sin darle el dinero, y yo que no pensaba darle nada por que no necesitaba de su ayuda. Visto el percal, busco un mejor lugar donde pasar la noche. De momento no tenía pensado gastar dinero en Hotel y menos en una ciudad turística, como Xauen. Encuentro un parquing cerrado. En la puerta hay un anciano, su rostro parece el suelo de un lago tras una larga sequía, vestido con una chilaba, babuchas y mugre, sobretodo mugre. Pero me transmite una agradable paz, una paz que traspasa el olor a orín que sale del cuartito a modo de garita que tiene junto a la entrada. Le pregunto el precio que debía pagar para pasar la noche . Cuesta que nos entendamos, mi árabe es nulo, y su francés, peor que el mio, así que acordamos el precio enseñando y escondiendo monedas. Dentro dejo el coche bajo un árbol, lo suficientemente grande para proporcionarme una agradable sombra. ¡Y es que sigue sin llover! El viejo tiene un par de perros que ya nos acompañaban desde la entrada, habrían olido a Ego. El señor dice que no hacen nada, pero a mi no me lo parece. Apoyada en el tronco del árbol hay una vara de aluminio, la cojo y la alzo a la vez que la agito al viento. He encontrado el anti-viral, los perros salen escopeteados como si hubieran visto al mismísimo diablo. Deduzco que aquí a los perros los ahuyentan a base de palos, perfecto! Como algo mientras se pone el sol, o como diría un niño, se quita el sol, por que a esa hora el sol se quita y no se pone. Así que adueñado del bastón y esta vez en compañía de Ego volvemos a la mediana a ver que tal de noche.


No hay comentarios:

blogs

Seguidores